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El fin de la proscripción, La Renga de Huracán

  • Rodrigo Gutierrez
  • hace 10 minutos
  • 4 Min. de lectura

La banda de Mataderos volvió a tocar en la Ciudad de Buenos Aires después de 8 años vedados de la ciudad que los vio nacer. Última de las tres noches en Parque Patricios donde pudieron presentar por fin sus nuevas canciones y dejar en claro una vez mas que el rocanrol no morirá jamás.



Demasiado tiempo había pasado desde la última vez que La Renga había tocado en la capital federal, hoy Ciudad Autónoma de Buenos Aires, esa ciudad que los vio nacer un 31 de diciembre de 1987 en el barrio obrero de Mataderos. Nada más y nada menos que 8 años en los que se dedicaron a recorrer el país en su larga extensión y con grandes shows en el exterior también; pero la negación automática por parte del gobierno Pro que regentea la ciudad desde hace casi dos décadas se empeñaba con pretextos burocrático en proscribir a una de las bandas más convocantes de nuestro rock argentino y déjanos a los mismos de siempre fuera del banquete en la ciudad que contempló aquellos viejos Larrazabal, Galpón Sur, Obras, Atlanta, River, Huracán. Justamente en el Estadio Tomás Ducó de Parque Patricios había sido el último banquete, allá por mediados del 17. Pero un día la proscripción terminó y pudieron volver a su casa.


En estos largos 8 años de ausencia porteña La Renga no solo siguió con su gira por las rutas argentinas y por el exterior sino que también tuvieron tiempo de reinventar su repertorio. En el estudio que tienen en Ezeiza, donde funciona gran parte del centro operativo de Arte infernal, una verdadera cofradía del rock nacional que junto a sus familias conforman Chizzo Napoli, Tanque y Tete Iglesias, dieron forma a nuevas canciones. Así han presentado varios sencillos, un LP (Alejado de la Red -2022-) y hasta una banda sonora del documental que rodaron al estilo road movie sobre sus motocicletas en distintos puntos de nuestro país (Totalmente Poseídos -2024-). Es por eso que esta vuelta a los escenarios porteños tenía otro sabor y pudieron despacharse con algunas de estas nuevas canciones. Por ejemplo en el tercer banquete sonaron Flecha en clave y Para que yo pueda ver de Alejados de la Red y Buena ruta hermano, Ese lugar de ninguna parte y La banquina de algún lado de Totalmente poseídos.


El resto del repertorio surcó canciones de todos los tiempos dejando satisfechas a las casi 45 mil almas que se dieron cita en el sur de la ciudad. Arrancaron con Tripa y corazón, fuerte y al medio, la única canción que hicieron del disco de la estrella y si bien se respaldaron en dos de sus mejores álbumes Despedazado por mil partes y Detonador de sueños; pasaron canciones de casi todos sus discos. Mención especial para Llenado de llorar, cancion muy poco tocada en sus shows pero que enciende un momento de mancomunión espiritual entre los tres rangos fundantes que transmiten una energía increíble con la mejor madera del rock más clásico, al presentarla Chizzo dijo que iba a ser una de las canciones lentas del show, pero no por tener un ritmo más tranquilo que las otras deja de tener esa vibra tan profunda y pesada del power trío que conforman. Otro momento memorable fue la interpretación del Masomenos Blues, última canción de Pesados Vestigios de donde se desprende el nombre a aquel álbum de 2014 y que lo tiene a Chizzo con una guitarra electroacústica filosisima con slide incluido y la armónica de Manu, el cuarto rengo, en una performance entrañable. De los clásicos se puede destacar Voy a bailar a la nave del olvido dedicada a La Negrita, la mamá de Tete y Tanque quien estaba cumpliendo nada más y nada menos que 85 pirulos. El alto momento que siempre guarda Cuando vendran y El viento que todo empuja; la fascinación que generó el Mambo de la botella que aunque desde el año pasado la vienen haciendo con más asiduidad para los viejos seguidores de siempre tiene ese tinte nostálgico de los primeros Obras.


Otras de las canciones nuevas que pudieron exhibir por primera vez en suelos porteños es Hay un tirano para vos, su canción de factura más reciente que salió apenas el año pasado y que tiene un destinatario muy claro pero que para que no queden dudas, Chizzo habló desde el escenario. Al intentar presentar la canción que seguía, Panic Show, tuvo un momento de “confusión” e hizo una mezcolanza presentándola como "Hay un tirano que me robó el León”. Una clara alusión al presidente actual quien desde hace tiempo viene utilizando la canción de La Renga en sus actos políticos intentando vaciar de contenido una este emblemático tema de la banda sin el consentimiento de ellos y para peor con la clara postura en contra de esa utilización. También Tete desde el escenario saltando y arengando al público a cantar el ya clásico cantito de mucha gente “el que no salta votó a Milei”.

Si bien el primer y último recital de esta trilogía en Huracán estuvieron a tope, el del martes pasado quedó en un 75% de asistencia. Que sea un dia de semana o las bajas temperaturas pueden ser factores atendibles, pero sin dudas la pésima situación económica que se desprende por las políticas aplicadas por el tirano que se robó el león es uno de los principales motivos de esa merma impensada en otros momentos, aunque vale decir que los precios de las entradas y sobre todo de los distintos expendios de comidas y bebidas dentro del predio, en cuanto a la oferta general de este tipo de eventos, eran accesibles.


El final es en donde Partí y la inoxidable Hablando de la libertad dieron un cierre perfecto a otro banquete memorable para los mismos de siempre en la ciudad donde empezó todo, esperemos que no tengan que pasar otros 8 años para volver a verlos en el barrio.



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