Con más de diez mil personas el Festival Buena Vibra dio muestras del gran momento que vive el rock independiente. El estadio Malvinas Argentinas fue cede del enorme encuentro donde confluyeron las nuevas y las consagradas bandas de la escena con un público que mantiene en alto las banderas del amor y el respeto por la música sobre todas las cosas.
A casi dos años de su lanzamiento el Festival Buena Vibra se convirtió en todo un referente de las nuevas bandas de rock independientes. Desde aquellos inicios en lugares más pequeños como el Matienzo, pubs de Rosario y luego de varios pasos por el patio del Konex dio el gran salto con lo que se dio el sábado 16 en el Estadio Malvinas Argentinas. Desde muy temprano el barrio de La Paternal empezó a recibir al público que respondió muy bien en esta edición larga duración. Desde que las puertas se abrieron, una hora después de lo pautado, la marea humana no paró de ingresar en todo el día llegando a las casi diez mil personas en que rondaría el contador final, demostrando la dimensión a la que está llegando la música indie en la ciudad de Buenos Aires.
Ainda Dúo fue la encargada de romper el hielo paradojal, en una calurosa bienvenida en todos los madrugadores, literal en todos los sentidos, ya a esa hora la sensación térmica rondaba los 30º de temperatura. La particular mutación que está generando el dúo con su música, pasando de sonidos más acústicos con aire folclórico al actual pop cancionero se vio también reflejado en su impecable set, con un sonido despojado recostándose en la voz de Esmeralda Escalate y la guitarra de Yago Escrivá, miembros originales de la agrupación para después fusionarse como banda incluyendo, teclados, bajo y batería. Un gran inicio que sirvió muy bien para amenizar la llegada de público hasta el escenario Futurock. Toda la tarde fue igual, terminaba una y empezaba otra rápidamente, cronometrado segundo a segundo, un logro de la maquinaria que desplegó el festival, con un gran respeto por el público sobre todas las cosas, algo extraño en los festivales de este calibre que fue muy bienvenido por parte de los asistentes. Los Valdés, banda originaria de Córdoba que hace honores al sello de donde surgieron, Discos del Bosque, tomaron el escenario con más sombra, para hacer bailar a los fans de la música house. Sus canciones ricas, no solo desde el ritmo sino también desde la lírica y los sonidos que despliegan los hermanos fundadores que se apellidan como el nombre de su banda fue una grandes sorpresas para los recién llegados al predio. A esa altura de la tarde ya se veía bastante repleta las instalaciones del Malvinas, que tenía en su microestadio techado una feria extra musical, como las que nos tiene acostumbrado este hermoso festival multidisciplinario. Stands de venta de discos, merchandising, peluquería, vídeos games en formato arcade, talleres circenses, ilustradores exponiendo sus obras y demás cosas más que interesantes para explorar, que fueron muy bien aprovechadas por parte del público. No está demás decir que no solo el festival es muy joven, sino que el público también lo es, con un promedio de edad que ronda en los 20 años.
Banzai FC pudo sacar su primer disco el año pasado, plasmando todo lo bueno que venían haciendo en directo, por eso escucharlos nuevamente sobre el escenario fue todo un acontecimiento. La banda que fusiona rock progresivo con hip hop y se le anima a aires de tango (!!?¡!) en una de sus canciones tuvo la presencia estelar del campeón freestyle del 2018, WOS, gran aliado para ponerle lírica a los sonidos rebuscados que emana la guitarra de Diego Szalko, quien también forma parte de Militantes del Clímax, otra de las festejadas bandas del festival que los sucedería en ese escenario una hora después. Los Militantes están comenzando el 2019 con sus festejos de nada más y nada menos sus diez años de carrera musical.
El Buena Vibra es un ejemplo de diversidad, por eso no sorprendió la cantidad de músicas sobre el escenario, en eso también son punta de lanza de todo lo que está bien. Las Ligas Menores dan cuenta de eso; con un potente sonido propio de guitarras afiladas y con un ritmo frenético que avanza todo el tiempo, hicieron un impecable set. Con el Niño Elefante, guitarrista de El Mató como invitado de lujo, se despidieron bajo una lluvia de aplausos. El pop cancionero de Bandalos Chinos, hizo cantar a todos sus melodías pegadizas de gran vuelo y con un Goyo Degano que hizo de su voz una marca registrada. A los Bandalos les está yendo cada vez mejor sobre el escenario y no sólo han logrado el reconocimiento de la prensa especializada sino que el público los reconoce como una de las bandas fundamentales de esta generación.
Para qué Palazzo deje ya sus dudas sobre el talento femenino a un lado, llegó el momento de la estrella de rock de la tarde, Marilina Bertoldi dejó extasiado al gran público que se abarrotó en ese escenario para recibir los altos decibeles de la guitarra de la santafesina secundada por una potente banda. Sus letras tienen una clara definición de sus puntos de vista sobre el estado de las cosas y toda la ola feminista las acoge como propias; el set fue acotado pero contundente, dejando el escenario muy arriba. El que tomó la posta, fue nada más y nada menos que Louta. Con un poder sonoro inmenso, el frontman más importante de los últimos tiempo, logró mantener el fuego prendido con canciones de sus dos primeros discos, sobre todo con las canciones de su más reciente Enchastre. El punto más alto fue la versión en directo de Wacho, con la mismísima Marilina Bertoldi cantando las estrofas que ya había grabado para el gran segundo LP de Loutita. Cuando el hermoso atardecer se despedía llegaba el turno para El Kuelgue, con una gran actuación de Juli Kartun y los suyos destacándose el poderosísimo combo de vientos, dirigidos por el gran Pablo Vidal como parte fundamental de este ensamble de músicos exquisitos haciendo canciones imposibles de no corear. Después, Usted Señalemelo captó todas las miradas en un demoledor show que incluyó lo mejor de su repertorio en directo, para un público que se sabía de la primera a la última de sus letras, razón que demuestra el gran momento que está viviendo la banda oriunda de Mendoza.
Los encargados de cerrar el escenario que daba a la calle Punta Arenas, fueron Los Espíritus quienes, no solo tocaron muchas de sus canciones más conocidas, sino que también se hicieron tiempo de presentar una nueva canción, donde reafirman su particular estilo y que según contaron, formará parte de su próximo álbum, con fecha de salida para abril/mayo de este año. Para el final del festival llegó el momento de Sara Hebe y Ramiro Jota, quienes incendiaron el escenario y pusieron a bailar a todo el mundo a fuerza de beats y rimas con conciencia, salidas casi sin respiro desde la punta de la lengua de la Sara. Una hora les bastó para explotar con potencia feminista y dar así por terminada una jornada que sin dudas quedará en la memoria de los asistentes por un buen tiempo.
Realmente fue la consagración para el gran momento que pasa el indie argentino, demostrando tener un público fiel, ávido de sonidos nuevos y que se identifica con la premisa del festival de mantener la buena vibra a fuerza de amor, respeto y sobre todo buena música.
* Ph. Producción Rock & Reggae y Buena Vibra