El sábado pasado Los Brujos presentaron BRUJOTECNIA, su nueva y poderosa perfomance en La Tangente.
“Brujotecnia es un clásico show de Los Brujos, pero pasado por un tamiz experimental” decía el guitarrista Gabriel Guerrisi en una interviú realizada por el Canal de la Ciudad previo al show en La Usina Del Arte, donde grabaron su más reciente material discográfico y que el sábado pasado presentaron en La Tangente. Los que asistimos a la velada en el local de Palermo pudimos dar fe de esa escueta y simple definición del, a esta altura, histórico integrante de la banda. Fiel a su estilo perfomático, Los Brujos engrasaron con BRUJOTECNIA, uno de sus shows más avant-garde, en cuanto a lo visual y también a lo musical, porque hay menos grunge y están más cercanos al timming y a la estética del rock tecno-experimental de grupos como The Residents o al firmamento de los orígenes del krautrock, pero sin perder la esencia del espíritu punk cancionero que tiene toda su obra, ni el coro desbocado del publico que replica en cada una de sus canciones, este nuevo enfoque musical ya se había vislumbrado con el disco que marco su regreso allá por el año 2015, Pong!
Entonces redefiniendo lo que decía Guerrisi acerca de su trabajo, la presentación de BRUJOTECNIA en vivo, es un show de Los Brujos pasado por un filtro Kraut; es como si a las canciones de siempre las hubiera regrabado Kraftwerk o NEU!, porque el que nos presentan no es un tecno noventoso sino que es el tecno-experimental de los finales del 60 por los pioneros del krautrock (CAN-NEU-KRAFTWERK-TANGERINE DREAM) algo aun sumamente novedoso al oído medio y rico en mixturas y sonidos orgánicos, teatralizado al mejor estilo de The residents. En esta gira vemos al grupo focalizados en una etapa de crudo avant-garde con gran despliegue desde lo visual, desde lo escénico, con un vestuario definido que incluyen sombreros, máscaras y maquillaje para la ocasión, más el juego de luces minimalista que impacta e imprime todo de novedad, sin caer en el bostezo y sin dejar de ser esa banda de los 90 que incita al vértigo en cada uno de sus machacosos riffs. El vértigo sigue estando presente; el público sigue pudiendo saltar y gritar; el espíritu de KANISHKA sigue flotando en el aire en cada canción.
El Show comenzó cercano a las 21.30 hs. con una programación trabajada sonoramente que hacía oír una sesión de relajación, mientras que en una pantalla de fondo aparecían las figuras de los músicos en una especia de recorte inerte, que como marionetas con vida independiente iban a ser la constante hasta que los músicos subieron al escenario y comenzaron a rasgar las guitarras de la instrumental “Capicua” que oficio como una suerte de intro, de bienvenida, para ir al segundo tema “La bomba musical”, de ahí en más no pararon nunca y en una lista de 17 temas que recorrió parte del repertorio registrado en su 4 discos al día de la fecha sonaron de elevada ejecución así pasaron “El doctor”; “Canción del Cronopio”; “Gente pelea”; “Xixax”; “Mi papi no te quiere”; “No soy John“; “Pong”; “Buen humor”; “Psicosis total”; “Gagarin”; “La Hiena” y “No mataras” (la canción del grupo francés Gong revisitada al castellano quizás como homenaje a otros grandes performers de los escenarios en los `70s) , para la recta final llegaron “Beat Hit”; “Agua viva”; “Piso liso y “Sasquash”. La gente siguió encendida esperando por otra vuelta al escenario para tocar "Kanishka", pero el grupo ya no vuelve. La sensación es de un show corto porque podrían tocar 17 canciones más y nadie saldría aburrido y seguramente a la número 35 nos preguntaríamos, sino queda alguna otra canción más. Aquel mito que recorre la calles de Buenos Aires desde hace tres generaciones es cierto, eso de que todos tenemos que ir a ver a Los Brujos aunque sea una vez en la vida, como ir al psicólogo. Aunque Ricky Rua se haya despedido temprano de esta obra, el grupo sigue haciendo su leyenda arriba del escenario.