Babasónicos volvió al formato eléctrico en el Estadio Obras, en una noche repleta de canciones, demostrando una vez más porque son la banda más importante de las últimas décadas.
Luego de estar dos años de gira, haciendo sus canciones en formato acústico, la banda volvió a enchufar sus guitarras y a amplificar el sonido para presentarse en dos fechas con entradas agotadas en el Estadio Obras haciendo recordar aquel registro en vivo en el Luna Park, Luces. Este era un regreso esperado por muchos fans de siempre y tantos otros que fueron incorporándose en el último periodo de la banda y que no conocieron discos nuevos, ya que se van a cumplir cinco años del último larga duración con canciones grabadas en estudio. También es cierto que Babasónicos no es una banda que se queda quieta y entre outtakes, ep´s experimentales bajo el seudónimo BBS; el superlativo Shambala con cuatro temas inéditos y las dos formidables canciones estrenadas para su espectáculo desenchufado y plasmadas en sus dvds en directo, hay material que envidiaría más de una banda de rock.
El público ya había agotado la primera noche hacía rato y llegó al mítico estadio buscando reencontrarse con esos sonidos que estallaron a la masividad con la llegada del nuevo milenio y no se fueron defraudados. El setlist se centró justamente en la década babasónica ganada, con canciones de Infame (2003); A propósito (2011); Anoche (2005); Mucho (2008) y Romantisísmico (2013), en ese orden de prioridades. El inicio del show fue un guiño pop-rock con altas dosis electrónicas con las encadenadas “Tormento”; “Suturno” e “Y qué”, ésta última hizo estallar el primer gran baile de la noche, "Los burócratas del amor"; el tándem Jessico de “Los Calientes” y “Fizz” abrieron paso al gran estallido con “Desfachatados” y la locura generalizada no solo en el campo sino también sobre el escenario. La formación con Tuta Torres en el bajo y Carca en guitarras eléctricas, percusión y artilugios varios, está totalmente consolidada, incluso luego de pasar tanto tiempo sin tocar en formato eléctrico; Dárgelos con cabello y barba larguísimos sigue derrochando su incansable seducción hacia el público y revoloteando por todo el escenario, aunque esta vez su lugar más visitado fue una tarima ubicada al fondo de la banda detrás de la batería de Panza. La puesta escénica es bien diferenciada de sus shows unplugged, con una gran pantalla horizontal que cubría todo el escenario y que permitía recortar las figuras de los músicos que muchas veces quedaban en sombras delante de la imagen proyectada de la fachada del Crown Hall de Chicago, la obra del arquitecto alemán Mies van der Rohe, de 1950. Las luces ya no son ese gran conglomerado luminoso que llegaba casi a la altura de sus cabezas sino que están bien altas y dispersas, dispuestas de tal forma para ser direccionadas y crear líneas definidas que sobrepasan el escenario; las más llamativas y vistosas son dos laterales que trazan el borde del escenario de una punta a otro y atraviesan al cantante en varias oportunidades. “El maestro”, canción incluida en Impuesto de Fe/Repuesto de Fe, tomó otra forma, por primera vez ejecutada en versión electrificada y realmente le sentó muy bien; “Pendejo” salió al escenario bien arriba con las guitarras de Mariano Roger un poco escondidas pero sueltas en el momento justo para el riff crudo. “No saben lo lindo que es, como se disfruta volver” nos dice AD desde el escenario para presentar “El ídolo”; pasa “Flora y Fauna” en exquisita versión para llegar al momento bisagra del show. Suenan las guitarras a toda velocidad para “Estoy Rabioso”, mientras atrás una pista de carreras era recorrida a alta velocidad desde una subjetiva gloriosa, “Once” reafirma el costado más rockero de la banda y llega la primera sorpresa de la noche para los nostálgicos, la pantalla se tiñe de rojo sangre y suena “Calmática” del legendario “Dopádromo” de 1997, la versión no llega a alcanzar el summun conseguido en estudio, pero seguramente con el transcurso de los conciertos, sin dudas lograrán crear aquella oscura atmosfera que entrega la alucinante e hipnótica canción, pero ¿quién nos quita la sensación de sentirnos nuevamente en aquellos alternativos 90s por un rato? Para terminar este fuerte set suena “Fiesta Popular” con imágenes del mayo francés teñidas de azules, blancos y rojos pero que apenas pueden disimular la actualidad que tiene esta canción, porque inmediatamente después del último acople, el público comenzó a cantar en contra de la casta gobernante actual, la muy popular #MMLPQTP.
Con Dárgelos fuera de cuadro, los ánimos se calman para “Curtis” con las tumbadoras de Carca, la voz de Roger al frente y los coros sublimes de Diego, que minutos más tarde toma por un momento la posta para otra de las novedades de la noche, “Monga Nunca” del electro-experimental BBS Vol. 1, editado el año pasado que como diría Capusotto habla del faso y de algo más, para complementarse con “Microdancing” y ahora sí transformar el campo en una pista de baile. “Ustedes saben que yo no me conformo con nada” suelta ahora el cantante, así llega “La Lanza” con el descaro hecho baile en su eléctrico cuerpo; llega “Ideas” y una canción que hace mucho no tocan, que casualmente la última vez que la tocaron fue en este mismo escenario, la infame “Fan de Scorpions”, para que el público estalle nuevamente. El final llega con una andanada de hits: “Putita”, las indivisibles “Carismático/Yegua” para terminar con “El Colmo”, todas del supremo Anoche.
Para los bises Mariano Roger llegó con una sorpresita bajo sus seis cuerdas, suena “Cofundismo” desde Luces, sólo para entendidos; “Patinador Sagrado”, en piloto automático y una formidable versión a todo trapo de “Así se Habla”, para redondear una noche que renueva certificados para afirmar una vez más que Babasónicos es la banda más importante de estas últimas décadas.