El 10 y 11 de febrero pasado durante largas horas desbordadas de música, miles de fanáticos del rock pudieron darse un atracón con los mejores shows en vivo, con las imponentes sierras cordobesas como telón de fondo.
La hora de viaje predeterminada por el GPS para llegar desde la terminal de Córdoba Capital hasta el predio ubicado en el Aeródromo de Santa María de Punilla se cuadriplica; las rutas no dan abasto ante tantos vehículos yendo al mismo lugar. Autos, colectivos, camionetas, motocicletas y hasta bicicletas y skates, se entrecruzan como procesión en el interminable camino. El Cosquín Rock es así, inmenso, casi inabarcable, todo está cuadriplicado o más; pero nada de eso hace desistir a los fanáticos que vienen de todas partes del país a vivir el mito. El predio nos recibe con música de Las Pelotas tocando en un inmenso escenario con un sonido potentísimo; el clima es sumamente perfecto: el sol cordobés nos recibe radiante, las amistades roqueras expectantes emanan fraternidad y el fondo majestuoso que otorgan las sierras nos brinda la naturaleza, el elemento principal para dos jornadas de festival que serán inolvidables. Seis escenarios con diversas particularidades en un inmenso predio pueden volver loco a cualquiera, por ende desde ModoOn seleccionamos los cinco momentos más importantes del Festival para reflejar lo que fue otra página de este histórico acontecimiento.
Cosquín Piojoso
El día domingo, la segunda jornada comenzó muy temprano, con la histórica banda peruana, UCHPA que con toda la mística andina pudieron hacer que la lluvia se vaya a fuerza de hard rock y blues, rozando la psicodelia quechua. Inmediatamente después, fue el turno de La Que Faltaba, la banda de Miguel Ángel Rodriguez, ex bajista de Los Piojos, que empezaba invocando las llamas sagradas de aquel lejano 1998 con “El Balneario de los Doctores Crotos”, en una excelente versión que corearon todos los fanáticos piojosos que fueron en busca de la leyenda desde temprano. Micky pudo colar tres canciones de LQF en un set acotado de apenas media hora: “Ay dios mío”, “Bla Bla Bla” (muy festejada entre el público) y “Volver a tu luz”. Sin embargo, las mayores ovaciones llegaron con “Fijate”, “Fantasma” y “Muévelo”, dejando a los piojosos con un sabor agridulce al recordar la noche anterior en la que Ciro hizo su parte con otras canciones de Los Piojos y que ellos tienen que armar como un rompecabezas de cristales que encajan a la perfección pero que no se unen.
Los Persas se prepararon de manera especial para encarar esta fecha en el mítico escenario entre las sierras, no solo hicieron uno de los shows más largos del festival sino que con su potentísimo sonido, pudieron llegar a todos los presentes en lo que fue el recital más concurrido. La banda suena muy ajustada, tanto que algunas canciones de Los Piojos pueden sonar sin esas desprolijas melodías que eran la esencia de la banda del Palomar, sin embargo, lo arrollador de las canciones firmadas por Andrés Ciro Martínez, tanto en su etapa anterior como las de los tres discos editados con Los Persas no tienen parangón y el público las recibe a todas con el mismo entusiasmo. “Banda de Garage” y “Barón Rojo” fueron las elegidas para comenzar el ritual; ahí nomás el funk porteño de “Taxi Boy” hizo delirar a todos los presentes con un solo de armónica impresionante del cantante; pasó “Me Gusta”, uno de los temas más pop de la etapa solista y luego en una votación a mano alzada, el público eligió la hermosísima, “Todo pasa”, por sobre “Canción de Cuna”. “Antes y después” generó el pogo más grande de la noche, al mismo nivel que el medley “El Farolito / El Balneario de los Doctores Crotos / Muévelo”, que quedará para la posteridad. “Luz de Marfil” y “Genius” nos recordaron a los grandes recitales de la banda bonaerense de la época del disco Verde Paisaje del Infierno. La bluserísima “Noche de Hoy”, era la canción perfecta para festejar un final a grito pelado, que demuestra el feeling entre el cantante y su público. El himno en la armónica de Ciro hizo estremecer a las más de treinta mil personas que estaban viviendo una verdadera fiesta piojosa.
El equilibrista
La mera presencia de un mito viviente como Skay, hace que el festival tenga suficientes argumentos como para convertirse en histórico, pero si a esto le agregamos la excelente performance que desplego el flaco durante su set, definitivamente fue una noche histórica. El sonido y las imágenes que salían de esa mítica SG roja que tocó Skay durante el recital, no podrán borrarse de las retinas de todos los asistentes al show. Esquivando la añoranza ricotera sin poder evitarla, Beilison trajo consigo las mejores piezas de sus seis discos solistas. Empezando con las dos canciones que abren su segundo álbum “Talismán”, “El Golem de la Paternal” y “Flores secas”; con esos riffs que hacen poguear a la multitud donde quieran que estén posicionados en el predio, inequívoco sonido que pueden salir solamente de los dedos largos y finos de la mitad sonora de Patricio Rey. Como trompada una tras otras seguían las canciones, “Oda a la sin nombre”, de “A Través del Mar de los Sargazos” y la triada de sus dos discos más recientes, “Ya lo sabés”, “El Equilibrista” y “El Redentor secreto”, dieron paso a la explosión del aeródromo que al unísono pogueó con “Ji Ji Ji”, única gema de Los Redondos que realizaría en la noche cordobesa. Para la segunda mitad del recital, que duró poco más de una hora, Skay arremetió con “Aves Migratorias” y “Lejos de casa”, dos canciones del álbum ¿Dónde Vas?, ambas muy celebradas por el público que más allá de su rica historia junto a una de las bandas más importantes del país, reconoce la calidad de sus discos solistas. Para cerrar con canciones de La Luna Hueca y El Engranaje de Cristal; las explosiones de “Chico Bomba”, las baladas de estirpe ricotera como “Falenas del Cielo” y “Quisiera Llevarte”, para terminar con “El sueño del jinete” y corear el riff saltarín de la guitarra del flaco.
Grandes esperanzas
El nuevo proyecto de Fernando Ruiz Díaz que incluyen al manager de Catupecu, Charlie Noguera en teclados y programaciones, y Pepe Fioravanti en percusión, tiene apenas dos canciones editadas y ya está dando que hablar. Más allá de la clara conexión con Catupecu Machu, puede verse el distintivo en el show que brindó en la carpa del Universo Geiser plantada en medio del predio coscoíno y por el que desfilaron las mejores bandas de este sello en ebullición.
La apuesta de Ruiz Díaz a renovarse con una puesta menos grandilocuente que la de Catupecu parece ser su mayor fortaleza, ya que las canciones que compuso en esta etapa cuadran perfectas para el trío que engendró, en parte para bajar los decibeles y dedicarse a su pequeña hija. El sonido en vivo de la banda hace recordar un poco a la puesta pertrechada en Madera Microchip, pero con aditivos eléctricos como el bajo y la guitarra ejecutadas por Fer, claramente este monstruo de tres cabezas tiene vida propia. El set de percusión incluye un bombo legüero y un redoblante de pequeño diámetro que le da un sonido orgánico y más íntimo a las canciones ejecutadas en vivo. En lo que pudo verse en el set que armaron para el festival, Vanthra promete mucho desde las nuevas canciones que formarán parte del primer disco de la banda, por ahora podemos conocerlas en directo, en cada recital que den de acá hasta abril y es un bueno motivo para ir a verlos. El público de Cosquín Rock se dio el lujo de presenciar el despegue de Vanhtra en la segunda jornada, quedando satisfechos por saber que hay buen material por venir.
Anormal
El día sábado el escenario principal del Cosquín Rock recibió cuatro visitas internacionales: los peruanos UCHPA; los uruguayos de La Vela Puerca; los yankees The Offspring y el puertorriqueño Residente. Este último ya se había presentado en el festival hace algunos años junto a sus hermanos de Calle 13, pero en esta ocasión se esperaba con ansias ver que es lo que está haciendo en plan solista y no defraudó. Tanto los que querían escuchar su multifacética música solista, editadas en R3SIDENTE su primer disco, en donde vertió sonidos que recolectó a partir de un recorrido por distintas partes del mundo (este proceso puede verse en el muy buen documental homónimo, que ya está en Netflix); como los que vinieron en busca de las canciones de Calle 13, se fueron satisfechos luego del recital que brindo en la tardecita de Punilla.
Aunque solamente tocaron tres canciones del nuevo disco, fue muestra suficiente de la diversidad de géneros que abarca está nueva etapa, con músicos de distintas partes del mundo que se ensamblan de manera muy armoniosa y precisa. Desde la deformidad de “Soy Anormal”, pasaron por una balada “Desencuentro” y a otro híbrido nuevamente como “El Futuro es nuestro”, canción con una fuerte arenga para la juventud que pelea por cambiar el rumbo de este mundo. Por el escenario pasan instrumentos de distintas regiones del mundo que fueron utilizados para grabar el disco, como el Luthm, instrumento de cuerdas parecido a una guitarra pero más pequeña, tocada majestuosamente por el marroquí, Brahim Fribgane. Pero como esto es un festival y Residente lo sabe, las canciones de Calle 13 fueron las más festejadas y bailadas por el público; por allí pasaron “Baile de los pobres”, “Cumbia de los Aburridos”, “Atrevete te te”; y las más políticas “El Aguante” y “Calma Pueblo”, canciones que le permitieron a René llevar su mensaje por el momento que vive el mundo y aconsejarnos de “cuidarse de los de afuera, pero también de los de adentro.” Finalmente instó a todos a dar un gran grito con “Vamo' A Portarnos Mal”, canción con la que cerraría su encendido set.
Rocanrol revolución
Algunos años atrás parecía poco probable que una banda como Los Gardelitos con muy poca difusión en las radios, en la televisión o incluso en las publicaciones especializadas en Rock, pudieran cerrar el festival más importante del género; por eso desde el escenario Eli Suarez agradeció con mucho énfasis a su fiel público que llevó las canciones de Korneta a esta instancia. Pasadas las tres de la mañana un cable mañero de la guitarra de Eli no permitía arrancar el show, mientras atrás de los músicos de la banda, la Orquesta de cuerdas de Córdoba, esperaba su momento para debutar en el escenario más rockero del país. Junto a la orquesta, harían la primera canción de la noche, “Sortilegio de Arrabal”, tema aún inédito que vienen tocando desde hace un tiempo en vivo y que es la primera composición de Eli secundado por los nuevos músicos que lo acompañan, Yamil Salvador (guitarra y coros), Pablo Ponch (bajo) y Jero Sica (batería). Luego de la presentación de la nueva canción, inspirada en historias de mujeres que hacen la calle, vino uno tras otros la avalancha de canciones gardelianas por excelencia: “Anabel”, “No puedo parar mi moto”, “Amando a mi guitarra”, “Mezclas Raras”, “Los Querandíes” y tantas otras, en su set de una hora y pico sobre el escenario. Las interacciones de Eli con el público, no solamente pasaron por el agradecimiento, sino que sentó posiciones muy tempranamente para presentar el clásico de Gardeliando; Suárez expresó “(…) los tiempos que pasan son para demostrar la valentía, no pasemos por tibios, no seamos cobardes para amar”. El mensaje tomó cuerpo en un contexto de banderas con la leyenda “Macri Gato” que flameaban entre el público y denotaron un claro mensaje político. La relevancia del mensaje social y político de Los Gardelitos se afianzó aún más cuando Eli hizo subir al escenario y le brindó el micrófono a María Riot y Georgina Orellano, dos trabajadoras sexuales integrantes de la “Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina” (Ammar) quienes leyeron una extensa carta con proclamas por la igualdad y la libertad, por el necesario tratamiento en el Congreso del proyecto de ley fundado en el aborto legal, seguro y gratuito. “Dueños del poder” fue la canción más atinada para presentar a estas dos luchadoras que recibieron un aplauso cerrado de todos los presentes, y otra vez las palabras de Eli dieron en la tecla y expresó "(…) si el rock pretende ser verdaderamente revolucionario, tendrá que abrazar al feminismo y no hay feminismo sin putas".
Así finalizó el festival de rock más grande del país, en medio de un inédito frío de verano que no desanimó a las miles de personas que luego del recital de Gardelitos, se fueron con una gran sonrisa en su rostro, sabiendo que ya forman parte de esta gran historia que año a año va construyendo el mito de las sierras, Cosquín Rock.