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Canciones que llevan la furia del rock


Este viernes 12 de enero Palo Pandolfo y la hermandad, en la primera presentación del año, transpiró rock en Niceto Club.

Ph. Mariana Pardo

Iba promediando el show de Palo Pandolfo y la Hermandad en Niceto Club, cuando el público que sigue fielmente al trovador porteño, comienza a cantar en coro in crescendo “Te estoy esperando ansiosamente, no puedo creer que me estés fallando, por que no venís ya vení pronto…” primeras estrofas de Antojo, la canción de Los Visitantes, banda emblema de los ´90. Luego de que la entre en la lista gracias a este coro de la gente, casi tímidamente, Palo empieza el contragolpe con su guitarra para hacer una versión muy emotiva y así dejar felices a quienes se acercaron a ver el primer show del año, hasta el barrio de Palermo, en esta calurosa noche de enero.

El recital tenía además de Palo, a un protagonista muy presente y se notó desde los primeros compases de Virgen, canción con la que abrieron el show; detrás de la batería estaba esa inmensa aplanadora que es Federico Gil Solá, que debutaba esta noche agregando un plus increíble a lo que es La Hermandad, banda que viene acompañando a Pandolfo desde hace algunos años. Ahí no más, sin anestesia y dando un certero golpe al público para avisar como iba a venir la noche arremeten con una rockerisima versión de Tazas de Té Chino, la enorme canción que fuera grabada en el primer disco de Don Cornelio y la Zona, su primera incursión en nuestro rock.

Durante toda la noche, el concierto va y viene entre el pasado y el presente. Las canciones de Transformación, su más reciente disco, dialogan de manera armoniosa con las composiciones más emblemáticas de Palo y sus bandas, de este disco sonaron: la rabiosa Galáctica, seguida por Drácula; también en par La Primavera y Un Reflejo; para el final quedaron el hit del disco, Morel y El Conquistador, canción que en el álbum grabara Ricardo Mollo, fue la elegida para terminar el set.

La hermandad, que en esta ocasión estuvo conformada por Mariano Mieres (guitarras y coros), Federico Gil Solá (batería y coros), Alito Spina (bajo y coros) y Gerardo Farez (teclados) además del gran Alfonso Barbieri (acordeón y coros) que iba y venía en algunas canciones, es una de las bandas más sólidas que ha sabido armar Palo Pandolfo en toda su carrera y testimonio de esto son sus dos discos de estudio que comienza con Esto es un abrazo y sigue con el más reciente Transformación; pero no sólo en estudio demuestran esta química presente entre los músicos, sino que en vivo suenan muy ensamblados dándole otra textura a canciones de las distintas épocas del compositor como Canción Cántaro, Bi Bap Um Dera, Playas Oscuras, algunas de las tantas que sonaron en la noche. Como dijimos al principio, FGS en batería fue toda una novedad. Demostrando que su historia, no solo lo respalda, sino que en directo, notamos porque es considerado uno de los mejores bateristas que dio este país, esto pudo verse en su mayor esplendor en la psicodélica versión de Soy el Visitante donde pudieron sacar todo lo que tenían y se debían en vivo, tanto Palo como Federico, quedando ellos exhaustos y dejando boquiabierta a toda la audiencia con semejante interpretación.

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