Dos días en la Ciudad del Rock sirvió para llevar al sur de la ciudad algunas de las mejores bandas del país para escuchar en vivo.
El sur de la ciudad es un escenario muy poco frecuentado para festivales de esta envergadura, por eso el paisaje resultó extrañó para asiduos rockeros acostumbrados a los típicos parajes Palermitanos o de la zona norte del GBA. El paisaje abierto del predio del Parque Indoamericano, ubicado en el barrio de Villa Soldati, resultó muy adecuado para el encuentro que fomentó el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, bajo el nombre de Ciudad del Rock. Alli reside gran cantidad de público que tiene a la cultura rock como un estilo de vida, por eso en los dos días que duró el festival estuvo colmado por miles de personas que pudieron disfrutar de música en vivo y al aire libre junto a su familia. El primero de los días estuvo marcado por la presencia estelar de Las Pelotas, la histórica banda brindó un show acordé a la ocasión repasando canciones de toda su carrera y algunas de su más reciente disco Brindando por nada, sin dudas fue el recital más esperado por la multitud, antes de ellos tocaron Los cafres llenando de reggae el escenario con una excelente performance de Guille Bonetto y sus aliados haciendo vibrar los cientos de dreadlocks que revoloteaban entre humo espeso y dulzón. La Franela y Los Tipitos hicieron un show ATP muy festejado por las familias que llegaron en gran número para disfrutar de un día de mucho calor, ideal para un picnic al aire libre escuchando en vivo las canciones de la radio. Aunque las nubes cargadas de agua amenazaron durante todo el día, la lluvia nunca llegó y permitió llevar a delante la jornada completa que había comenzado desde muy temprano con los debutantes Siknes y La Movida, antes de que suban al escenario principal Cállate Mark, la agrupación de Florián Fernández Capello. El día domingo se hicieron efectivas las amenazas de agua del día anterior durante toda la mañana y gran parte del mediodía, donde un milagro adjudicado al Mono de Kapanga, hizo que cese la lluvia durante el resto de la jornada. Los que no se salvaron fueron los chicos de Ella es tan Cargosa, Joystick y Eléctrico Limón, que estoicamente bajo un cielo torrencial fueron los encargados de abrir esta segunda jornada que prometía fiesta XL y no defraudó. Con la lluvia detenida, el predio empezó a secarse y los primeros pasos de baile vinieron de la mano de Los Caligaris, que pusieron a mover a todos los presentes a fuerza de cuarteto, clown y cordobesísmo explícito. Con el público preparado para la ocasión con disfraces de payasos, maquillaje en la sonrisa y narices rojas redondeadas, sonaron grandes hits bailables para grandes y chicos. Luego le tocó el turno a Turf, la única banda de la tarde noche que no fusiona su música con ritmos tropicales, y ni falta le hizo, ya que con canciones como como Loco un Poco, Cuatro Personalidades o Yo No Me Quiero Casar, hicieron delirar al público que agradeció la batería de éxitos ejecutados por la banda de Joaquín Levinton que dejó todo sobre el escenario saltando de una punta a otra. Kapanga comenzó su show con Ramón para desatar el primer gran pogo de la noche, que no sería el único; hubo tiempo para que el Mono homenajeé a los Héroes de Malvinas, recordando que el predio en donde se ubicó el escenario es el lugar es también donde se conmemora a los caídos en las islas en la guerra de Malvinas. También coincidieron sobre el escenario con los Decadentes en la canción Misamigos, grabada en conjunto y que pertenece a Motormúsica, reciente material de la banda de Quilmes. Los grandes picos de pogo se dieron con El Mono Relojero y La Taberna, que sonaron con potencia, entre otros infaltables, en un set que dejó sin respiro a todos y que una vez terminado dieron un descanso suficiente para tomar aire por unos treinta minutos antes de que llegara la última banda de la noche.
Para los Auténticos Decadentes, quienes cerraron el festival, esta fue una inmejorable oportunidad para darle fin a su gira 30ª Aniversario que arrancaron hace ya más de un año y que los llevó por toda Latinoamérica. Una innumerable cantidad de éxitos en modo medley interpretado por la sección de vientos y la batería dio comienzo al ingreso de los músicos a escena; desde ese minuto todo fue locura y fervor en el público, que coreo cada una de las más de veinte canciones que a esta altura son himnos populares, y que sonaron durante el show.
Esperemos se repita este tipo de acontecimiento fomentado por el gobierno de la ciudad dándole a lugares de distintos puntos de la ciudad rock que es tan necesario para muchas personas que viven alejados de los grandes circuitos históricos de música en vivo.