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La cumbia es una mierda


A raíz de la polémica que generó la incorporación de Damas Gratis, el grupo comandado por Pablito Lescano, en el lineup del Lollapalooza 2018, hemos rastreado los orígenes de la relación entre el Rock y la Cumbia.

Pablo Lezcano & Fidel Nadal

Más allá de la frase que supo escupir Cristian Aldana líder por entonces de El Otro Yo, como parte de un sector que se veía amenazado por el avance de esta música a comienzos del milenio; la relación entre la cumbia y el rock viene de larga data y no siempre hubo resistencia por parte del público de rock, aunque si tuvo idas y vueltas que hacen a la historia aún más interesante. Todos sabemos que León Gieco ha sido siempre un incansable buscador de sonidos con raíces folclóricas, dentro del continente americano. Ya desde sus primeros discos, inspirado por su ídolo Bob Dylan, pudo conocer el Folk, género con arraigamiento norteamericano que popularizó el mismo Dylan y nombres como Woody Guthrie o Pete Seeger. También en sus primeras canciones pueden escucharse chacareras o chamames, músicas representativas del folclore del sur del continente, siempre atravesadas por el rock. Con esa misma búsqueda León llegó un día a Colombia, un poco por gusto, un poco presionado por las amenazas recibidas por las infaustas mentes de la última dictadura militar en Argentina. Así fue que, en el año 1978, acompañado por un amigo decidió emprender un viaje a los Estados Unidos de Norteamérica, pero haciendo varias escalas por distintos países como Perú, Venezuela y Colombia. Fue en su escala colombiana cuando compuso Bajo el sol de Bogotá influenciado por los ritmos típicos de aquel país entre los que se destaca la cumbia. No solo grabó una, sino que ese gen se puede vislumbrar en otras composiciones de aquella época como La Cultura es la sonrisa y la mismísima Cumbia de la Ciudad, todas editadas en el disco de 1981, Pensar en nada.

En la Argentina de los ´70 aquel ritmo aún era desconocido, muy poco frecuentado por los músicos del país y apenas asomaba en algunos grupos santafesinos. Distinto fueron los ´80 donde tuvo su primer pico de popularidad a mediados de la década con artistas como Gladys “la bomba tucumana”, Pocho “la Pantera” y Ricky “Maravilla”. Cuando corría el año 1986 y un grupo de amigos que tocaban punk-rock y ska, parece haberles llegado a sus oídos aquellos ritmos que completarían su combo musical festivo, y en 1989 editarían su primer disco titulado El Milagro Argentino que entre otros hits de esta fusión incluiría la inmortal, Vení Raquel, uno de los primeros vástagos de este maridaje entre rock y cumbia; la banda se daba a llamar Los Auténticos Decadentes y sería una de las más populares en las décadas posteriores.

El segundo salto al gran público del movimiento cumbiambero se dio a mediados de los años ´90 y paradójicamente una de las canciones que permitieron esta popularidad tiene una estirpe rockera. Con el neoliberalismo y la globalización en boga la década menemista trajo efectos colaterales para la población trabajadora, que se vio excluida entre tanto cierre de empresa y desguace estatal; el rock tomo la voz cantante, enfrentándose al establishment financiero y una de las bandas emblemas de este canto fueron Las Manos de Filippi, que a partir de un cd compilado pudieron tomar notoriedad entre las bandas emergentes que se encontraban en el disco, pero lo hizo con una canción que se convertiría en un himno de la cumbia: El Himno del Cucumelo. Con una melodía pegadiza, esta oda a los alucinógenos se convirtió en un bastión, al que ningún rockero pudo resistirse. La canción luego fue regrabada por el cordobés Rodrigo Bueno y masificada al mil por mil convirtiéndolo en un verdadero hit.

La cumbia tiene santos que en su vida terrenal fueron muy populares y que al igual que el cuartetero cordobés, tuvieron un final trágico, es el caso de Miriam Alejandra Bianchi, mejor conocida por su nombre artístico Gilda, una maestra jardinera que dejó todo por perseguir sus sueños de convertirse en cantante de cumbia y que vio truncada su vida en un terrible accidente en la ruta, luego de su muerte se convirtió en leyenda, en santa, en mito. Pero su legado más precioso es su música y una de sus canciones emblemas sería un punto de encuentro entre el público de rock y el público de cumbia. No me arrepiento de este amor, composición original de Gilda, fue grabada en 1998 en el disco de covers, Otras canciones, por la banda de Punk-Rock Attaque 77. Justamente el disco buscaba ampliar los horizontes rockeros y dejar de lado el prejuicio de los seguidores más acérrimos, que despreciaban otros géneros sin ninguna razón, el mensaje se había instalado: la música está sobre cualquier prejuicio y es sagrada.

La explosión social de principios de siglo trajo consigo un sub-genero dentro de la cumbia, en donde miles de pibes de los barrios más marginados del país, pudieron expresar su descontento y la plasmar la supervivencia de existir en estos lugares, llamados villas miserias. Así nació la cumbia villera, que tuvo y tiene a su máximo representante justamente al artífice de este artículo: Pablito Lescano, que, con su banda Damas Gratis fue el portavoz de toda una generación y llevó al género a su máximo nivel de popularidad y reconocimiento. Este respeto logrado también llegó desde los máximos representantes de la Cultura Rock Argentina como por ejemplo Andrés Calamaro que, en su disco de 2010, On The Rock invitó a Lezcano para tocar teclados en uno de los hits de aquel año: Las tres Marías. Entre otros, Pablo Lescano colaboró con Dancing Mood, Los Fabulosos Cadillacs y Fidel Nadal con quien este año grabó la gran canción de Todos tus Muertos, Gente que no.

Lejos, allá en el tiempo, quedó la frase de Cristian Aldana que dio título a esta nota, a esta altura de la historia está más que aceptada la fusión entre la cumbia y el rock; y a pesar de las polémicas que genera su inclusión en una de las grillas más prestigiosas dentro de los festivales de rock, la cumbia puede no desentonar, sobre todo ante la existencia de tantas bandas mediocres que justifican su impericia bajo el manto inmaculado del rock and roll.

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