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Una noche de asilo en las canciones


Jorge Drexler tocó en el teatro Gran Rex donde presentó su más reciente disco, en el primero de los cuatro shows consecutivos que tiene previsto en la Ciudad de Buenos Aires, todos con entradas agotadas.

Las casi dos horas de música desplegadas en la noche del jueves, estuvieron atravesadas por la situación política y social que vive el país por estos días, el mismo Drexler lo hizo notar desde el escenario proponiendo a los espectadores que tomen este momento dentro del teatro como un asilo musical. Detrás del escenario una gran pantalla circular simulaba ser la boca de una guitarra atravesada por seis cuerdas sombreadas, por un momento todos los presentes incluyendo al músico sintieron estar dentro de esa caja de guitarra imaginaria para intentar sobrellevar un poco la tristeza generalizada que hay en el país.

“Bienvenidos a esta cita a ciegas”, al cantautor uruguayo se lo notó agradecido de sobremanera, y no le faltaban motivos, cuando salieron las entradas a la venta aún no se sabía cómo iba a ser el nuevo material discográfico, sin embargo se agotaron los dos primeros shows, por lo que la producción tuvo que agregar dos más que también se agotaron rápidamente. La excusa perfecta para este encuentro fue la presentación de su reciente disco Salvavidas de Hielo (2017) que tiene la particularidad de haber sido grabado íntegramente con guitarras de distintos tipos, sin dudas esto hizo mella en el repertorio elegido para el tour. Teniendo puntos de encuentro desde lo musical con 12 segundos de oscuridad (2006) y Amar la trama (2010) fue lógico que la mayoría de las canciones surjan de estos dos trabajos, con la grata sorpresa del rescate de Frontera (1999) y en el que se destacó la preciosa versión de Zamba del olvido del disco Vaivén (1996) con el arreglo original ejecutado en un trio de guitarras, que como bien dijo Drexler en la introducción, le debe tanto a Alfredo Zitarrosa. La puesta en escena con la pantalla circular, la ubicación de los músicos formando también un semicírculo y la puesta de luces con un muy bien pensado contraluz jugando con las varias supinas, permitían entrar en la atmosfera propuesta por los músicos despojados de máquinas y sonidos procesados en demasía, como nos tenía acostumbrado años ha pero acompañados por múltiples guitarras que incluían una gravísima Leona.

En un intermedio solo de guitarra y voz, Drexler pudo evocar una sentida versión de Polvo de estrella dedicada a Santiago Maldonado, en la que el público se hizo eco de un pesar muy grande al cantar “Vale una vida lo que un sol, vale”; durante este set también tocó Sea, su primer gran hit en la Argentina recordando la primera vez que la hizo en La Trastienda allá a lo lejos, en el comienzo del milenio, con algunas centenas menos de personas como espectadores.

Del nuevo disco se destacaron la homónima, Salvavidas de hielo que interpretó también, en modo guitarra y voz, lo que le dio una textura diferente a la versión de estudio grabada junto a Natalia Lafourcade; los dos primeros cortes de difusión fueron muy bien recibidos por el respetable: la alabanza a las comunicaciones de Telefonía y la percusiva Silencio que son una muestra del espíritu sonoro del LP; también Pongamos que hablo de Martínez, el homenaje que le realiza a uno de sus mentores, Joaquín Sabina, fue muy celebrada con un aplauso atronador.

Jorge Drexler sigue en el camino con Salvavidas de Hielo que lo llevará en una extensa gira que comenzó a principio de mes en Montevideo y que pasará por España, Estados Unidos y Brasil; esperamos pueda sanar con su música corazones en otros países que también lo necesitan.

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